¿Cómo se concatenan, a la manera de una semiosis del proceso vincular (el relativo a relaciones humanas a pequeña escala y a alguna perspicacia ideológica), las realidades filmográficas y las filmografías de una realidad?
Pablo PALLAS
Actualización última: 2021, diciembre 19
París es
la ciudad más bella, ¿o es sólo un
mote que se torna en oxímoron despiadado para los miserables que injustamente
la padecen? La belleza en sí misma no resuelve el propósito de conmiseración o
de morigeración al impartir justicia, definitivamente a su vez no es condición
suficiente para aniquilar las miserias del mundo. El director Claus DREXEL
realizó previamente al filme Sous les
étoiles de Paris un documental sobre las personas sin hogar a partir de un
título igual de poético: Au bord du monde.
Acaso acompasada esa sucesión a una trilogía, en referencia a una posterior
historia y proyecto cinematográfico: Des
Hommes (un relato acerca de cómo la guerra en Argelia ha quedado aunada a
la descompensada sociedad francesa). En este caso, pues, la propia antecedencia
indica.[1] No
es, claro, el mundo parisino de DREXEL
la París idílica de 1900 que registraran los hermanos LUMIÈRE,
de aquella cinematografía afortunadamente recuperada, mediante breves tramos de
iteraciones, en sus fotogramas y etalonaje, donde e.g. se presentan párvulos que
rodean alguna fontana entre la arboleda invernal junto a sus veleros que hacen
de trebejo para un entretenimiento dominical, al hacerlos surcar en
circunvalación a la orilla, según los avatares de la propia brisa y los empujes
de su jet d'eau.[2]
No hay una destacada cinematografía europea sin el despliegue de una
historia que trate acerca de la pregnancia de ese mundo francés que múltiples
directores han reinterpretado en el cierre fílmico, para bien de quienes
aprenden a realizar la videncia de un intelecto vívido y avizoran a su vez cómo
es que acaso se convence, si es que resultara posible, acerca de lo verdadero. No
habría erudito cinematográfico que no reconozca que la propia Cinémathèque Française de París es en sí
misma una institución referencial del producto narrativo que es preludio de
pensamiento nuevo. No trataría ese oficio
de mitos sólo acerca de la posible compilación narrativa de un editor de
cine que toma el metraje de un director que graba, sino a su vez de una comprensión
ideológica necesaria acerca de un estado del mundo y de aquella teoría cinematográ-fica[3] que orienta la sintaxis escénica y la interclusión de otras formas de
representación que resuelven el contenido cinematográfico. No hay manera de
mantenerse indiferente a los avatares de aquel ensayo estético que discute cómo
acaso se concibe una película acerca de lo concreto de un mundo vívido.
Es como la vida política misma que es intrínseca a las decisiones políticas y que se hallan dadas sin sujetarse a la sola condición volitiva o al poderoso voto a bríos, o como una barca en medio de una tempestad que abruma debido a la lejanía de su puerto y que vuelve al hombre cotidiano, incluso al hombre moralmente insulso, en el propio mundo de su eje radial, un hombre necesitado de defenderse. La pregnancia fílmica es inestimable en lo relativo al problema de su propósito en el proceso vincular contemporáneo, no sólo respecto de su filmología, sino asimismo de aquella filosofía del cine[4] que atiende su producto en un bloque crítico‑regresivo o sintético‑progresivo, tanto para sumir al mundo en imágenes elusivas o alucinatorias como para especificar la narrativa del mundo a partir de imágenes verdaderamente revolucionarias que intervienen univer-salmente ese problema radical de sindéresis, y abrumador, y que trata acerca de la «experiencia personal».
«Christine» es el personaje protagónico, es el protago-nismo que resuelve la actriz Catherine FRONT para el filme Sous les étoiles de Paris. La actriz nutrió su interpretación de grabados antiguos como los publicados en Les Mystères de Paris de Eugène SUE.[5] El filme resuelve su escena actante al encontrarse la protagonista con «Suli», un migrante de ochos años que provendría de Burkina Faso —un personaje logrado mediante la labor actoral del maliense Mahamadou YAFFA—. Ambos carecen de hogar. Ambos padecen el capitalismo de las calles parisinas durante el invierno, su falta de abrigos y de alimentos y de dinero. A Christine sólo le habría faltado el gorro frigio para parecerse a una república envejecida y olvidada de sí misma. A Suli nada le faltaba para ser admirado como un mundo africano excesivamente jovial que no comprende de imposibles y que en la Europa‑dédalo, a donde ha sido arrastrado, en esa urbe parisina agrietada y resuelta in medias res, hurga desesperadamente entre los atisbos de su raíz en el plano de la comunicación interpersonal, orienta su mundo entero al hallazgo de su propia madre de quien se lo ha separado y que se hallaba en un Centro de Retención Administrativa. A Suli, el sistema de deportación lo ha separado de su madre a quien no sabe cómo volver a encontrar. Es Christine a quien encontrará Suli en la París de heladas calles. Ambos se abocarán desesperadamente a hallar a la madre desapa-recida, quien habría de ser deportada de Francia a Austria.
De la realidad resuelta imagen. El personaje de Christine de Catherine
FRONT trata acerca de la vida de una mujer sin hogar que vive al borde de un
puente. Es una mujer extrañada de sí misma, deshabituada al reconocimiento de
su intimidad vital, ensimismada en
los hábitos de la miseria, silenciosamente agradecida de los mendrugos que
recibe, a quien la palabra se le ha vuelto escasa. Y sus relaciones humanas, acompasadas en un campo de congruencias a las relaciones del mundo (al menos, a la
manera de un ensayo de «igualdades fuertes»[6]), acaso
como operación material de intercambios entre personas, y acompasada a un
efluvio de tradiciones, se han reducido en el caso de su pauperismo a la
aceptación tácita y táctica del trato indignante hacia sí misma y de un carácter
y voluntad disueltos además en el anonimato que provoca la indefensión. Esa
París se vuelve inverosímil, así, incluso si se es crítico de aquella
francofilia que retrotrae a los aromas de una desgraciada servidumbre colonial
(un veneno fatal del que un poeta en armas y heroico como Hồ Chí Minh intentaría curar, en un
mundo cruelmente desgarrado y con heridas de sangre sin cicatrizar). La
vagabunda Christine al principio no habla, o advierte poco de su propia razón,
instaurándose una escasez de sentido, o gruñe, o se sume en una pronunciación
meramente gutural, aunque después finalmente nacerá de esa mujer una voz
destemplada, una exaltación gular, y vociferará frenéticamente y toda su
persona se volvería una boca que blasfema contra de aquel mundo que no sabe
verla o incluso se niega a verla. Sólo es advertida entre excepcionales. De
todas maneras, a partir de estas impresiones audiovisuales rememoradas no se
esgrime que se trate de un filme contestatario; su relato se halla cosido con hilo blanco (así se apreciaría
en Le Figaro).[7] Aunque,
igualmente, el filme traza una
cartografía muy documentada de los lugares de la miseria (es un plano de
exposición que se destacaría a su vez en La‑Croix).[8]
No habría una imagen más sometida a la carne que una mujer que en vez de
vociferante se retrotrae a la sola conducta receptiva, como la nacida de los
desgarramientos de una república que ha olvidado sus ensueños de libertad, de
fraternidad y de igualdad —y que se deslinda del propósito moral de erradicar
del mundo, al fin, los silencios injustos, esos que no traducirían la herida abierta en una queja positiva,
sosteniéndose de una lógica de respuestas asertivas—. La desobediencia cartesiana,
al menos esa que aniquila el fijismo
del silencio injusto mediante el que se recubre a los oprimidos, se nutre de
tecnologías aprehendidas a sangre y fuego, sobre todo en los territorios
africanos neocoloniales, como bien puede remedarse de un acertado florilegio que
critica la acritud moral del liberalismo ramplón, ese que pulula en sociedades
pauperizadas, y siendo que los comunistas de Zimbabwe han sabido volverlo además
una iteración propagandista y, a la vez, un dispositivo de razón: When I give food to the poor they call me a
saint. When I ask why are the
poor hungry they call me a communist.[9] En
el filme, se muestra a Christine, verdaderamente mimetizada, y de manera
bellamente undívaga, además, junto a personas pobres y sin hogar acogidos para
alimentarse en el primer distrito de París, a la entrada del templo católico de
Saint‑Leu‑Saint‑Gilles.
Ese corpúsculo social de silencio en que se sume el indigente, incluso
en las condiciones de una iconografía del miedo (o del agradecimiento sumiso),
implicaría a su vez la imposición política del
no saber hablar con el otro. Implicaría carecer propiamente de esa
necesaria capacidad para la experiencia que
torna al sujeto lógico una criatura verdaderamente majestuosa, si se asume la
metafísica semiótica de su proceso vincular implicado, y no debido a que el
habla del otro resultara un objeto extraño (en tanto problema material de la cosignificación y de la existencia misma
de la lengua sólo como Lk), siendo que esto se resuelve en el
ejercicio de la traducción, o porque acaso no hubiese una telecomunicación posible entre diálogos resquebrajados, entre las
condiciones cronolectal o sociolectal en que se realizaran, algo
posible de solucionar asimismo mediante pedagogos, sino porque los mundos de una
persona y de otra se hallaran ensimismados y cada quien en su propia
alucinación (el proceso vincular no se torna orgánico, la valoración histórica
e institucional de los actos se disuelve en el perspectivismo).
De la imagen amplificada. Habrá incluso un presente
teletecnológico que discurrirá tal vez esta cuestión de las relaciones humanas,
en un plano de clases de comunicación (regidas mediante la psiquiatría o la
política), así como su propósito de organización y sentido, mediante tecnicismos
que permitan argumentar algún «metaverse». De ese metaverso que hubo sido ensayado e.g. por Neal STEPHENSON
en su obra Snow Crash. Es de suponerse
que sus nuevos mundos se convalidarán a partir de la sofisticación de las
ortopedias hápticas, u otras, además, asociándose a tecnologías que remitan a aplicaciones
digitales cognitivas, a dispositivos ópticos, a vestuarios electrónicos
acondicionados a esa operatoria, a interfaces nuevas relativas al tipo de telemundo,
al control de los intercambios en su condición
humana, a nuevas redes de comunicación, a una telemática cuántica, a una criptoeconomía
y una ciberseguridad orientadas a esa nueva radicación de las transacciones, al
almacenamiento de datos, valiéndose de la biología sintética, etc., resueltas
mediante una robótica blanda y la ciencia perceptiva (además de otros múltiples
cierres categoriales pertinentes o atingentes a la vivificación de todo mundo
remoto).[10]
Esos nuevos actos de imitación aún
autómata de una fuente viva, se habrán de enserir al enfrentamiento del
relato del sujeto lógico con la supervivencia del valor político de sus condiciones
materiales de vínculo, siendo que podrían reducirse incluso a la sola
complementariedad social o estilización de los intercambios, y quien
ensimismado en lo ficcional del avatar, en su sintaxis de gadgets, (algo que comenzó a revisarse mediante el argot de la antisocialización), acaso no logre
desbordar las condiciones de un entretenimiento‑de‑sólo‑relato
que lo inhabilite finalmente a decidir al influjo de los géneros de
materialidad, y de su relación no‑alternativa de géneros,
para reconocer y deslindarse de toda hipotética delirante, y que debido a sus amplificaciones,
se volviese torpe y funcional a la ideología del deleite necio habido en la opresión
a la racionalidad de un estado del mundo (volviéndose acaso el sujeto‑conectado
un alucinado crónico de nuevo tipo). Esto, claro, no sería un mero objeto de
distopía, el sólo escopo de un plano de interpretación
ciberpunk acerca de los procesos vinculares, sino un problema radical de
geo‑antropografía
donde las decisiones políticas sólo resulten remitidas a claustros racistas y a
elites de eruditos —u otras formas de areópago—.
En una noche fría de luna llena en París (no podría haber un cuadro de
mayor realce cinematográfico), Suli desaparece de la vista de la vagabunda. Dormitaban
al resguardo de una plaza. Hay un cantante de calle que interpreta con su
acordeón una melodía. Y delante del cantante pasa una mujer negra, acaso la
personificación de la mismísima África, vestida como entre tules sanguinos. El infante
la mira o la admira e irreflexivamente se conduce tras aquella dama nocturnal,
como si un guerrillero aventurero siguiese el progressus de su tierra madre robada por una Europa que no se
emblematizaría tanto como una «madre patria» sino, sobre todo, sólo como una mala madrastra. El relato
cinematográfico, acaso a la manera de una cesura enserida a una noche parisina
de invierno, como la métrica aplicada a la poesía moderna (distinto a la
sucesión de la poseía clásica), hace aparecer a aquella dama envuelta en
volutas enrojecidas mientras el extranjero trovador le canta a la noche. Suli la
mira, vive acaso un ensueño despierto, y la confunde a esa dama extraña con su
madre, la desaparecida a causa de la deportación. La sigue, prosigue su
devenir. Es, esa dama de la noche, un África misma inalcanzable. La semejanza con
su madre desaparecida que impone a esa mujer que transita las despobladas
calles parisinas de invierno, es de suponerse sólo causada por la desesperación
y su infantilidad esperable.
La vagabunda es esa otra mujer que recorre en las condiciones de la desesperación y el agobio los recovecos de su París, hasta que debajo de un puente, en ese submundo parisino, reencuentra al infante ido de su lado y junto a otros varones provenidos de su patria, sólo varones migrantes adultos, de la misma patria africana de que es oriunda su madre apresada. Uno de los migrantes africanos se acerca a la vagabunda parisina. Debajo del puente, el migrante le cuenta a la vagabunda acerca de la valentía de Suli que ha llegado en patera y ha surcado desiertos, montañas y guerras (una geografía humana que en efecto intervienen otras geografías). La vagabunda elogia el francés que habla el migrante. Y el migrante se lo aclara: es la colonización —y agrega que tiene estudios—. Y es la Françafrique y su legado sangriento de relaciones coloniales; y a pesar de su hedor a muerte, ¿acaso no continuría añorada entre la seductora oligarquía parisina y sus financistas y burócratas? La vagabunda, así, se contrapondría a otra dimensión de análisis que no será el de la colonización sino el de la universalización de las formulaciones que resuelve la civilización: los astros se atraen de forma proporcional al producto de su masa que es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. ¿Sabe qué es eso?, pregunta la vagabunda (iluminándose su rostro, al saberse causa de la erudición). Ella misma lo responde: Newton, la teoría de Newton. El migrante africano que se hallaría perplejo (a la manera que discerniese Maimónides), ante esa universalidad tácita sólo atina a comentarle no tengo INTERNET. ¿Cómo podría acaso volverse un objeto de interés estadístico y de urbanización ese diálogo entre miserables, ese no tengo INTERNET, siendo que de alguna manera justifica por refractación el ostracismo que padecen en lo socio‑espacial y en las propias redes digitales (las aplicadas como «redes sociales» o «redes antisociales»)?[11]
Del sólo individuo desbordado. Es Suli quien bajo un puente juega
con un caleidoscopio obtenido por la vagabunda —se lo obsequiaba acaso para que
mirara con sus ojos nuevos—. Luego, el párvulo gime y solloza bajo el puente a
causa de la ausencia continuada de su madre capturada. Estos varones bajo un
puente en que los cobijaron son de Burkina Faso, de una heroica tierra
refundada, aquella que hubo sido la nación del Alto Volta y que sería
transformada en el País de los hombres
íntegros —como ese patriota que sería Thomas SANKARA,
su prócer—.[12]
¿Sería acaso posible abatir la alienación a partir de la empatía?
Definitivamente es insuficiente. La vagabunda pregunta al migrante de Burkina
Faso a dónde lleva la policía a gente
como tú. Le muestra una hoja documento —la vagabunda se lo presenta al
migrante— y advierten que es una orden de expulsión, para que se vuelva a
Austria a causa de la ley europea o, como lo aclarará el migrante a la mujer
mendiga, a causa de la dublinización[13] de
la ley y de los registros de huellas. El migrante le cuenta que en Austria es
donde se le habrían tomado las huellas digitales a esa madre atrapada en
Francia. El asilo se le circunscribe al territorio de Austria. El espacio Schengen
es inexistente o apenas artilugio para el africano migrante que busca refugio
(no se le permite salir de su propio gueto
administrativo). Para el africano perseguido solo hay espacios de «apartheid»
en la propia Europa (como el apartheid
sudafricano que la misma Francia durante la otrora administración MITTERRAND
silenciara, al mismo tiempo que la revolución de Burkina Faso justamente lo denunciaba).[14]
Quedó obligada la madre de Suli a pedir el asilo en Austria y no podría
relocalizarse dentro de la propia Europa, no en Francia. El migrante bajo el
puente le dirá a la vagabunda adepta a los principios newtonianos: No nos queda más remedio. Si la policía francesa te detiene, te deportará a Austria.
Este largometraje, algo propio, además, y, en general, de la mismísima parsimonia
cinematográfica francesa, de aquella cinemateca que sabe referirse a la
exaltación de la lentitud y flema de su obrar narrativo, permite algún regressus al propósito de una construcción de la idea de persona.[15] Aunque,
claro, en el arquetipo pedagógico del discurso, de ese que existe en el reflujo
hegemónico dado acaso como lado activo
del idealismo[16] en que se encastilla el sentido común o la opinión, no debe confundirse acaso la moralidad de un testimonio[17]
que se formula con fervor y anhelo de veracidad, siendo además un dispositivo
transaccional interpersonal, a aquella otra expresión intrínsecamente colectiva
de lo narrado que cristaliza, y en su condición de registro, en unas ciencias humanas que se refractan como ideologías confusas e incontroladas[18].
Permite el transcurrir del filme no sólo la reflexión acerca de la persona‑y‑su‑carácter
como producto radial necesario de una sociedad
de personas y de su proceso vincular sino de la persona‑circular
a su vez en su estado solitario.[19]
De la sola personificación desbordada. Así, el relato fílmico que
trata acerca de la vagabunda parisina
y el (o su) párvulo ilegal —una pieza
más finalmente de entre tantos otros relatos cinematográficos, de una
cinemateca irremisi-blemente vuelta, además, un verdadero cosmos simbólico— hasta
retrotrae, y es que es capaz de provocarlo, a la manera de escopos relativos a
ese proceso vincular que existe revestido de testimonios, al problema de la
mismísima ciencia interesada que
tratara un sabio de Córdoba como Ibn Hazm.[20]
La vagabunda finalmente parecería lograr la comprensión de sí misma,
volviéndose ese relato cinematográfico, su exacto propagandismo de la
esperanza, una forma posible de Oda a la
alegría, de comprensión posible de esa sinfonía beethoveniana, nacida del
poema de Friedrich SCHILLER
y
devenida en himno comunitario europeo (en algunas ocasiones velarizado, a causa
de su cuerpo de malos tribunos). En escenas finales la actriz se golpea y
lacera la cabeza sobre la traslucidez de una vidriera blindada del aeropuerto
para que al otro lado, donde su voz no alcanza la razón del otro ni es
percibida y no hay símbolo de palabra escuchada (sino sólo fenómeno apotético),
el escándalo se vuelve semejanza o continuidad definitiva de su justa desesperación
por el otro. Es mirada. Acaso sólo al final de todo, es mirada. La guardia se
encamina hacia ella, la vagabunda. La madre negra a ser deportada, al mirarla,
advierte tras de aquella otra mujer desamparada a su propio hijo que la buscara
durante los días invernales y las noches invernales de las calles parisinas.
Igual es deportaba. Igual se ejecuta ese artilugio
aduanero. Aunque no se hallará solitaria, su hijo la acompaña en el acto de
deportación.
El relato de la libertad finalmente es «superado» por el de la alegría
(donde la realización de sí no impide proyectarse, dado que se continúa como
vivificación de sí mismo en la dedicación al otro incluso como consolación
esperanzada). Aquellas últimas escenas de alguna manera parecerían ensamblarse
críticamente acaso a una geopolítica del
maltrato. Valdría rememorar la sentencia que Miquel BARCELÓ
en Cuadernos de África retomara de
François AUGIÉRAS
y de su obra Le voyage des morts:
«África: último campo de experimentación de Occidente».[21] No
es un problema sólo aquella carencia de habla consigo mismo mediante la que el
propio ahogo del sujeto —y respecto de sí mismo— se resuelve en una nada de
introspección, o en una profundísima analgesia culpógena, o en un
ensimismamiento necio, etc., lo es asimismo la inhabilidad social para
confrontar colectivamente y a tiempo los indicios
de deshumanización[22]
por los que el sujeto positivo de videncia se amilana al mecanismo vincular de
la recepción y las aceptaciones perpetuadas a causa del horror plutocrático impuesto
a sus asociaciones determinadas —al que ciertamente acostumbra el paisaje
capitalista—.
El producto audiovisual, como dispositivo didascálico, interviene
efectivamente aquellos sentidos estéticos mediante los que el sujeto lógico, y
por su atributo alotético, reconoce, delimita e identifica las cosas del mundo
y las define para resolver el mismísimo producto de la razón. Y sin bien remite
a planos inconmensurables entre sí, refiere a un obrar en el mundo que permite
incluso discutir el problema de la bondad.
No trata acerca de su condición gramatical que hasta permitiría ensoñar alguna
estética acerca de la bondad, sino de su ejercicio de arqueología política
(i.e. de una orientación aplicada, propiamente socrática del interés
transaccional habido entre sujetos de decisiones), a partir de diferentes
cierres categoriales, así como de cierres tecnológicos o procesuales respectivos
que se codeterminan, puesto que podrían comprenderse sus múltiples registros de bondad en la condición β‑operatoria
de sus análisis, i.e., sobre todo, enciclopédicamente y por su praxiología.[23]
Esto, lo audiovisual como ensayo acerca de la miseria y del ostracismo a partir
del relato fílmico (aunque cabe la desorientación de radicar los diálogos, los
monólogos y hasta el discurrir de las escenas sólo en el plano del oropel, al
igual que el rico oropel de aquella realidad que es vívida, impidiéndose así la
tarea pedagógica de ver aquello que existe
detrás), finalmente, su propedéutica, es una materia política que refiere a
la Francia de siglo XXI, aunque, incluso, asimismo, a aquella otra Francia, a
la Francia anterior que sería la vivida por un Jean‑Paul
SARTRE
excepcional, la de una Francia a su vez en resistencia antinazi. Una Francia a
la que pertenece ese pensador, quien supo ser a la vez filósofo e intelectual —al
menos esa es la relevancia que le dictaría BUENO, quien además
afirmará que nunca ha existido en Europa esa inteligencia, siendo que se recae en confundir el acto de hablar acerca
de alguna cuestión académica en un plano de doxografía con el del análisis de
la realidad a la que remite el intelectual y el filósofo, a la que remite en
resumidas cuentas el verdadero filosofar—.[24]
Del sistema opresivo. Es, pues, en todo caso, esa bondad
referida, una bondad que se resuelve de manera no‑alternativa
en las condiciones de la experiencia no‑personal.
Aunque los procesos vinculares intervenidos por el oligopolio de la telemática
no necesariamente permitirían, no ya la bondad como carácter intrínseco a la
relación social, sino, ni tan siquiera una propedéutica a la bondad como
alternativa transaccional: «La periodista filipina Maria RESSA
criticó a Facebook por "priorizar la difusión de mentiras junto con la
agresión y el odio frente a los hechos"».[25] Ha
comenzado a ser paradigmático, al fin, el señalar a las «empresas gigantes», y
en un marco oligopólico, y vueltas imperio, integradas a lo que se ha dado a
conocer como la GAFAM, entre las que se reconocen Google, Amazon, Facebook,
Adobe, Microsoft, siendo unidades económicas tecnológicas que han llevado
demasiado lejos sus silos de información y con ello las trabas a un deambular
libre de vallas por la INTERNET, algo que sucede cada vez con mayor frecuencia a
partir de modelos de negocios excluyentes y sin suficiente justificación legal.
Dominan una red de redes que interviene —distinto del mito de la robotización—
el mundo del trabajo, y, orientándolo a una precariedad aberrante, mediante
modelos de economía GIG y volviéndose paradigma neoliberal su nueva esclavitud
(la del emprendedurismo, la del freelance, la de su economía
colaborativa que transforma en quimeras derechos laborales y previsionales basales
para la dignificación del acto de trabajar), además de confirmarse mediante
operaciones de obtención de recursos sin contribución fiscal o de distorsiones
que provoca en los mercados y las finanzas públicas, dándose una ausencia de
gravamen aunque se produce valor añadido. Y se agrega a esto la economía de los
clicks y los likes, su propio ambiente basado en influencers y meta
influencers.[26]
Esos Goliat procuran definitivamente
obtener inmunidad fiscal, los David
los vencerán.
La propia relación docente‑discente
que implica la relación discente‑mundo
se hallaría intempestivamente abrumada por el oligopolio telemático y su
esquema anglosajón de intervención de procesos. Las relaciones humanas de las personas
con sus mundos de interés, y entre las personas, así, finalmente, así como el
problema moral y abrumador de la deshumanización del acto civilizado (incluso
por la absolutización de la vía del tecnicismo, harto aplicada por el estado
nazi y algo así debe remarcarse una y otra vez), si se recreara la asignatura
de su problema como el ejercicio de un contenido programático que forma al
sujeto de trabajo y de república, cabría discutirlas no como un mero objeto
doxográfico sino como un escopo pedagógico relativo a aquellas realidades a las
que se les identifica un criterio de relación que cristaliza el porqué de sus
propias transformaciones. Esto implica definir las realidades en su condición
adjetivada. E implica lógicamente a la situación interrogativa. Un caso lo es
el presentado por otro filme que nuevamente tiene a la París de los mendigos
como protagonista: Fahim —del
director Pierre‑François MARTIN‑LAVAL—.
En ese filme, el personaje de «Mathilde» interpretado por Isabelle NANTY,
siendo la funcionaria de una escuela de ajedrez, formula una pregunta desesperada
en un programa radiofónico en que se entrevista a un político francés, y, a la
manera de un evangelio, inyecta su queja moral interrogada: ¿La Francia es el país de los derechos
humanos o simplemente es el país de la declaración de los derechos humanos?
Lo pregunta consternada, ante la deportación inminente de un avanzadísimo
estudiante de ajedrez de su escuela, y que trata justamente acerca de «Fahim»,
interpretado por Ahmed ASSAD,
y también acerca de su padre, quien es un vendedor ambulante de rosas rojas, ambos,
oriundos de Bangladesh y venidos a Francia, y siendo que superviven padre e
hijo a la intemperie en la Porte des Lilas junto a otros bangladesíes (y
padecen las calles, también junto a otros excluidos sociales, a otros
migrantes, nombrados como «los vagabundos», al igual que los afganos que se
hallan en el Canal Saint‑Martin, o los
somalíes en Porte de La Chapelle).
París, ¿qué sucede contigo París y con tu histórica comuna? ¿O cómo es
que lo preguntarían los narradores como Victor Hugo? ¿Qué sucede contigo vieja Europa?
¿Acaso la París de la Comuna simplemente mirará impertérrita, de brazos
cruzados, una mañana, tras un sueño intranquilo, cómo la vieja
Europa adquiere un rostro deforme de toda humanidad, acaso deformado por un «Éric
Zemmour» y su patética Reconquista?
¿Acaso es razonable ser testigo ciego de esa horrorosa metamorfosis kafkiana? No sea que como le sucediera a «Gregor Samsa»
(ese personaje sometido y sin derecho a enfermar de Franz KAFKA,
ese escritor judío que mediante su admirable alarma en Die Verwandlung se funda como autor universal, siendo que a partir
de ese personaje observa, a su vez, las condiciones del trashumante enajenado,
de las propias relaciones humanas enajenadas y de sus actos codeterminados), o será
simplemente que apenas atine a la sola perplejidad de sí mismo: —¿Qué me ha ocurrido? Mejor sería para la
anquilosada Europa una anterioridad presente que le permita ciertamente
revelarse contra toda lengua carcunda, proclive y ansiosa en destilar el veneno
racista y xonófobo: —¿Qué me ocurre? Ahora,
¿qué me ocurre?
Habría
que recordar a su vez que Gregor Samsa acostum-braba a dormir sobre su lado derecho, aunque luego de
la «metamorfosis» sólo le sería posible quedar
de espaldas y siendo que su costado
izquierdo parecía una única y larga cicatriz que le daba desagradables tirones
—todo le resulta difícil debido a su
delicado costado izquierdo—. Y ya no le resultaría posible a su vez conciliar
el sueño. Gregor se vuelve, según los literatos, algo así como un «escarabajo»
(un coleóptero que según el simbolismo egipcio que lo refiere, retomado posteriormente
entre griegos y romanos, si es de alas recogidas tratará acerca de la vida que
aún no ha podido florecer, o, si además de sus élitros posee alas posteriores
desplegadas implicaría por otra parte la posibilidad de resucitar). Es el escarabajo que dedica su vida
pedestre a hacer rodar una borla de estiércol que se descompone, más cada vez,
aunque, es, no obstante, también un elemento nutricio para aquellas semillas que
acaso lograran fructificar. Gregor se vuelve un escarabajo de textura coriácea;
abandonado y raquítico, le tomó el gusto a las verduras pasadas medio podridas, a los huesos de la cena, al queso
rancio e incomible, a restos de pan,
entre otros desperdicios acompañados por agua —puesto que la leche agradablemente
fresca le resultaría imbebible—. Luego simplemente muere abandonado y postrado
en su propio hogar, en su alcoba despersonalizada, o vacía de misericordia a
sus propios restos mortales, localizado en algún tramo de la Charlottenstraße
de su ciudad‑mundo.
Así, a partir de la recurrencia cinematográfica de unos «derechos
humanos» ufanamente proclamados por la vieja Europa, en Estrasburgo, a la vez,
mediante un Parlamento Europeo que los tremola injustificadamente, es que se resuelve
el reconocimiento de la tragedia, de una maldad expandida, acaso a la manera del
personaje de Mathilde, en el filme Fahim,
mediante formulaciones interrogativas, como functor
del propio objeto fílmico, incluso si es dado en la condición degradada del
enigma (capaz de quitar el sueño, o de
obliterar los sueños), o incluso como mero objeto de intertextualidad. Discute ese
mundo fílmico a una vieja Europa que vuelve, sí, otra vez, a pecar de
fariseísmo (siendo e.g. el «Premio
Sájarov a la Libertad de Conciencia» uno de sus dispositivos civilizatorios de
siglo XX que resultó devenido, fariseísmo mediante, a homenaje de causas
reaccionarias, a mero propagandismo obtuso y tenebroso para la facilitación de
su intervencionismo). Es un relato europeísta rasguñado en su ideología racista,
a partir e.g. de una relación de relatos de migración y de estéticas en los
planos audiovisual y fotográfico posibles de reconocer en la labor documental de
cineastas como Ferruccio GOIA[27]
o Iván LÓPEZ[28]
entre tantas otras personalidades que destacan por su comprensión de esa
faraónica cinemateca.
De la opresión cierta. Esta crisis migratoria se trasluce en toda
la Europa, en sus fronteras aceradas, en toda su sensibilidad social
petrificada en los tecnicismos de sus aduanas, aunque se halla la propia Lesbos
que lastimosamente sobresale como símbolo de ese desprecio al necesitado, a quien
cada vez más se lo difumina en el disimulo de su desaparición narrativa. A ese
corazón del martirio donde Lesbos es, no sólo una ínsula, sino, toda una Europa
entretejedora de fronteras y más fronteras inexpugnables contra del menesteroso
y hambriento, a esa Lesbos es que retornaría Franciscus PP para reiterar una
sentencia moral: «(...) Y, ¡cuántas condiciones indignas del hombre! ¡Cuántos
puntos críticos donde los migrantes y refugiados viven en situaciones límite,
sin vislumbrar soluciones en el horizonte! Y, sin embargo, el respeto a las
personas y a los derechos humanos —especialmente en el continente que no cesa
de promoverlos en el mundo— debería ser salvaguardado siempre, y la dignidad de
cada uno debería ser antepuesta a todo. Es triste escuchar que el uso de fondos
comunes se propone como solución para construir muros».[29]
Y si de muros se trata, la propia agencia de fronteras Frontex parecería reconocerse
definitivamente como una organización criminal de la Unión Europea que se
asocia ilegalmente a operaciones de financiamiento para la patrulla y persecución
costera en el Mediterráneo, el saboteo de operaciones de rescate humanitario,
la captura de migrantes, el secuestro, la detención en cárceles clandestinas
africanas como la de Al Mabani en territorio libio, la tortura, el comercio
esclavo y hasta el asesinato de migrantes que finalizan su travesía en
sepulcros innominados —es un corolario razonable, y horroroso, si se asumen
como referencias los nefastos casos denunciados que publicaran SWI[30] o
The Outlaw Ocean Project[31],
entre otros múltiples órganos periodísticos—. ¿El propósito de la Unión Europea
es que los migrantes africanos, en resumidas cuentas, incluso al precio que
resultara necesario de la fatalidad, nunca lleguen a Europa, salvo en raras
excepciones sólo para que sean un objeto de propagandismo de democracia capitalista,
funcional a las relaciones públicas de sus oficinas
de prensa? La propia cinemateca europea, en su multiplicidad estética,
parecería ofrecer por respuesta un sí rotundo, una horrorosa afirmación que
sume en la inmoralidad a toda una existencia posible de relaciones humanas
supuestamente orientadas a la ayuda humanitaria, siendo que la Unión Europea
termina por contrariar con su racismo y xenofobia toda dignificación de la
persona, en el mundo transaccional de las naciones que implica mucho más que el
sólo propagandismo filantrópico operado mediante publicitadas donaciones de
fondos.
De la necesidad del otro. La necesidad social y vital de mirar a
ese otro sin el veneno racista o xenófobo, además, trata acerca de una práctica
moral que ha impregnado como objeto narrativo al propio registro
cinematográfico. Podría remedarse un
filme con tinte de comedia que acentúa o replica con su título, y hasta la
irrealidad, la sentencia Je pourrais être
votre grand‑mère
—un cortometraje de Bernard TANGUY,
de 2010—. Esa sentencia es un cartel escrito por «Olivier», el protagonista, un
abogado decoroso interpretado por Jean‑Toussaint
BERNARD.
Es un cartel que elabora o reescribe para una anciana vagabunda rumana que no
sabe cómo anotar o hablar fluidamente en lengua francesa —y escribe la
sentencia para que sea más convincente su pedido de ayuda y de dinero en plena
calle, en pleno invierno—. Ese otro personaje, la vagabunda rumana, volverá a
su tierra, a causa de enfermarse durante el invierno, para obtener atención
hospitalaria, aunque luego retornará a la París de los mendigos (visitará sólo
brevemente su Rumanía, otra vez retrogradada al sistema capitalista, al endeudamiento
externo y a la ideología monárquica; preferirá seguir siendo vagabunda en las
calles parisinas). ¿No cabría saber, al menos mediante abducción moral, si esa dama de la calle —u otra, alguna otra vuelta pordiosera rumana en París, alguna otra hambrienta europea— no añora acaso el salami con soja, ese mismo que se elaborara en la época revolucionaria de Ceaușescu, el mezeluri hecho de ceafa de porc, o de muşchiulet, el que tanto se denostara por parte de la clase ecuestre rumana anticomunista, la de sutil encanto y de paladar negro, así como de lengua dedicada a la sola pirotecnia irracional de su alegría capitalista? El énfasis moral de una sentencia radicada en las angustias de la intemperie invernal, o en la del no saber dónde vivir, podría así volverse axioma: capitalismul me-a distrus tara. Y en el filme descubre ese abogado que es protagonista del cortometraje que
el cartel escrito a la vagabunda rumana es sólo el inicio de la historia,
puesto que proseguirá la producción de carteles para cada menesteroso que se le
acerca y es que sus actos literarios lo
preceden. Los escribirá con vuelo y pluma esmerada, para que llamen a la
filantropía aunque mediante formulaciones cada vez más especializadas —para
alcanzar la susceptibilidad y sensibilidad del transeúnte francés—. Esto,
claro, la ayuda a los menesterosos y migrantes, lo hará entrar en conflicto al
abogado con la propia vigilancia policíaca en el espacio público puesto que se
intentarían tildar de delito sus actos de escritura o reescritura y repartición
de carteles donde se anotan contenidos para invitar a la ayuda social.[32]
De alguna manera, el referir a la economía de las rela-ciones humanas y
de las revoluciones que le competen, para volverse dignas, antes o después
conduce a París. Es un hito terrenal, esa París, en el que múltiples temas
existencialistas (sin que el término acaso remita a ninguna premura escolástica)
se detienen y la circunvalan; no necesariamente a causa de sus filósofos sino
sobre todo debido a sus autores literarios. Esto mismo podría invitar al intento
de un ensayo acerca de la antropología material de las relaciones humanas como
asignatura de una operatoria didascálica, o como un escopo de la propia
economía de la conducta, vuelta acaso relato de una sucesión sociológica. El
relato filmográfico que expone Sous les
étoiles de Paris, al menos como escopo pedagógico de la problemática
vincular (e.g., según un reconocimiento de círculos
globulares, o en el hacerse de planos diamérico o metamérico), acaso a
partir de la propia interpretación de las relaciones de sojuzgamiento que se
expresan, no trataría sólo de aquel proceso vincular que es dado como «narrativa»,
referenciado a partir de una pequeña escala entre personajes, o mediante su
gran escala entre países como los de Francia o Austria en su dialéctica de
instituciones, sino de ciencias humanas que discuten su sentido en un marco
abarcador de factores esenciales que serán a la vez fenómenos oblicuos.[33] Su
escopo pedagógico trataría pues acerca de cómo saber definir los nuevos objetos
de sensibilidad social que produce y
cómo acaso se aplican a las nuevas situaciones de un estado del mundo (donde las
predicciones que se proyectaran resultarían posibles, en su gnoseología, a
partir de una ciencia no‑humana aunque
propiamente atinentes de igual manera a un campo material humano).
La vieja París filmada es sin
duda y por excelencia una narratología atinente a las luces y las sombras de
una metrópoli que aún preserva neciamente en ultramar vestigios de su imperio de
colonias (incluso mediante el tecnicismo jurídico, como lo es el caso del
archipiélago de la Nouvelle‑Calédonie o «the pebble»
que se ha negado a independizarse[34] y
mantiene sojuzgado al soberano: el kanak,
a quien vergonzosamente se excluye de la economía de sus propias islas y se lo reduce
políticamente al eufemismo de habitar sólo en «reservas territoriales» en las
que se lo retiene). Es una París que refiere a sí misma y a sus multiplicadas
relaciones humanas de mundos (de su tráfago o de personas o de inmorales). Es
la vieja París y la nueva París, es la vieja y provincial Lutetia
Parisiorum y la nueva y cosmopolita París de los gilets jaunes y de los gilets
rouges (de ese mundo de trabajadores desesperados ante tanta parvedad
laboral y salarial del capitalismo neoliberal europeo), quienes aunados con el
mundo síndico convergían en los años de 2018 y 2019 en la defensa del mundo
laboral: «œuvrons main dans la main pour de meilleurs lendemains» —esto mismo
supo remarcarlo un tribuno como Céline BRULIN,
anunciándolo como indicio de la unión de intereses forjada entre los
necesitados de siempre—.[35] La
vieja y la nueva París, y no sólo para los cineastas, trata acerca de múltiples
historias, incluso a la vez imbricadas, aunque la actuación insurreccional de
los comuneros parisinos la volvería una capital
de la historia de la clase obrera, del proletariado, del explotado y
afligido, finalmente, del hombre desposeído que construye aquella riqueza que
aún no le pertenece —en una economía‑mundo
en que resultaría incluido el propio migrante—.
De la narrativa vívida. El joie de vivre parisino es mani-festado en Sous les étoiles de Paris a la manera de una pasión del sacrificio o —acaso más modestamente especificado— como un acto conmiserativo, el que ciertamente orienta la mirada comprometida de lo vívido y lo vivido hacia ese otro que no yo. Aparece una vida parisina descarnada, desarraigada del cliché parisino relativo a ese flujo transaccional propio de lo coloquial‑mundano que habilitaría a infinitud de deliciosos libretos de comedia a partir de mundos: el hedonismo, la libertad, el lujo, la moda, la bohemia, el arte, la gastronomía, finalmente, el de los ritos de forjar día tras día, al menos moderadamente, una realidad de razonables deleites. Aparece la París neoliberal en sus composiciones radicales: la xenofobia, la injusticia, la sociovulnerabilidad e indefensión, la miseria, el racismo, la soledad, la vida tugurizada, la dignidad humana carcomida (reducida a «calidad de vida» o a «índice de felicidad»), el escarnio, entre otros males desplegados. Es la comprensión de las relaciones humanas (en un campo donde confluyen, necesariamente, afortunadamente, personas e inmorales) a partir del intento de acercamiento a la sabiduría literaria de un desterrado a la ínsula de Guernsey como Victor HUGO, en la intimidad vital de su ensoñada Hauteville House, donde formularía Les misérables. Vive Paris!, para pensar la Paris de las revueltas sociales, aquella que no es sumisa ni siquiera ante reyes, aquella que debería de arder posteriormente en la carne de su resistencia, y hasta sus raíces, antes de ser tomada por la horda nazi. Y es que París es la caldera de las insurrecciones, es una luz sanguina para las hordas hambrientas.
En el filme de DREXEL,
aparece la vagabunda francesa encontrándose con otra mujer algo «saltimbanqui»
que habita a la intemperie en su propia furgoneta «Kombi» (como el Kombinationfahrzeug que produjo VW a
partir de la década de 1950, el Volkswagen
Kombiwagen o Volkswagen Kombi);
ambas, revesadas por su Europa, parecerían inducir a la especificación de un
paisaje anclado en décadas anteriores a su propia vejez, a la manera de las
condiciones estéticas de un diorama. Y en el interior de ese templete o capilla
que es la Kombi, se hallaba «Ranko» que
parecería ser un bonobo disecado
(acaso, como si refiriera a un talismán apartado de alguna colonia europea en
las explotadas tierras africanas). Suli mirará algo espantado esa pieza muerta
y embalsamada. Es esa desconocida «saltimbanqui» quien orientará a la vagabunda
Christine, para que sepa llegar hasta el centro de detención donde se recluye a
los migrantes a deportar. Una vez que llegara a ese centro de detención, la
guardia policíaca no atiende balbuceos, tampoco fundamentos. Sólo retirarían a
la mujer vagabunda de aquel recinto de detención, se la apartaría del camino. El
bonobo de la Kombi, de pelaje bien atusado, vaya a saberse a manos de qué
naturalista, hace acordar a la taxidermia de siglo XIX, como un arte que
resuelve la recreación fiel del animal vivo y salvaje (la misma época en que se
publicaría en lengua española El origen
del hombre de 1876 y El origen de las
especies para la divulgación del darwinismo y que durante siglo XX tendrá
por continuidad de su apología a Julio CARO
BAROJA
con su artículo en Historia 16
titulado El miedo al mono, para la
defensa de los progresos científicos y contra sectores reaccionarios de la
sociedad española atrincherados en el Concilio Vaticano I).[36] El
párvulo se mostraría algo acobardado ante esa pieza de taxidermia que parecería
mirarlo fijo, como si se hubiese hallado, atrapado acaso en el mismísimo
habitáculo museístico de La Salle des
Espèces Menacées et Disparus, en el mismo París en que se había perdido, y
perdido a su madre, donde se expone a un gorila de montaña como el ejemplar de Gorilla beringei beringei y que allí
mismo se exhibe, siendo una pieza reconstruida por una compañía londinense (década
de 1920) y posteriormente adquirida por un aristócrata francés a causa de su
anhelo coleccionista (el primate muerto, rellenado y endurecido del museo
simplemente pasó de manos, de una flema a otra, igual que ocurría con la
población africana de las colonias, siendo que curiosamente los franceses,
ingleses o estadounidenses tan propensos a la conquista ilegítima de
territorios y de tráfico de esclavos eran a la vez durante siglo XIX verdaderos
cultores de las ciencias).
¿Cómo serían finalmente integrados estos miserables heroicos a la
historia más noble de una París que alguna vez supo unificarse, incluso ensangrentada,
para obtener su liberación de los monárquicos, de los nazis, de los fascistas,
para contribuir a su permanente liberación inacabada? La otrora interrogante
acerca de los «derechos humanos» de la actriz francesa NANTY
en Fahim, en su labor interpretativa
como Mathilde, cubre indefectiblemente como un penoso manto moral a la
totalidad de la Unión Europea. Allá por donde avanza la NATO, a la manera del
sagrado Othar, el corcel gris del rey Atila (según lo atestiguara el mismísimo
Prisco), nada vuelve a recuperarse, ninguna hierba vuelve a crecer, se
multiplican desesperadamente los migrantes necesitados de refugio que provienen
de tierras arrasadas.
De la narrativa encarnizada. La Unión Europea parecería resuelta a
ejercerse en el personaje malévolo de una madrastra o hechicera radicada en sus
teúrgias, como las aparecidas en los cuentos de hadas de Occidente, siempre
enfermadas de celsitud, al decidir política comunitaria hacia aquella migración
que su misma NATO provoca a partir de operaciones fatídicas o incluso genocidas.
Es como una madrastra o hechicera malevolentes sólo verosímiles en la narrativa
del cuento que intentan fútilmente disimular el desprecio visceral que inoculan
hacia su objeto de opresión. La Unión Europea se ha reducido, en lo relativo a
la propia migración que propaga, definitivamente, a personaje malévolo. Se tuvo
el caso de la frontera polaco‑bielorrusa, donde se
concentrarían unos tres mil migrantes en su mayoría de Oriente Próximo u
Oriente Medio y del norte africano (donde unos quinientos son sólo párvulos,
llevados en andas por sus padres que escapan de la guerra). Entre esa población
desplazada se encuentran asimismo personas oriundas de Iraq, identificadas como
kurdos étnicos, y que escapan del terror desplegado por la NATO durante décadas
en territorio iraquí, como el acontecido también en el territorio libio, o el sirio,
entre tantos otros países víctimas de agresión imperial. Polonia no les permite
ingresar a la Unión Europea (aunque desplegó soldados polacos en Iraq, para
orquestar su invasión, en el año de 2003, junto a la NATO, a partir de una
publicitada Tormenta del desierto); el
gobierno polaco despliega en la frontera a unos quince mil soldados polacos y
tanques Leopard[37] y
atacan a personas migrantes desarmadas con armas de fuego[38] a
la altura de la cabeza mientras transitaban no por territorio polaco sino por territorio
bielorruso, sobrevolándolos con helicópteros a una altitud de veinte o treinta
metros, los diezman con gases lacrimógenos, se valen de golpizas[39] a
civiles que rogaban protección y asilo y los señalan mediante cañones de luz al
enfocar el campamento improvisado de estos desplazados, a los que además se les
impide su necesario descanso durante la noche invernal y los amedrentan con su
esquema de vigilancia cegadora.
A esto se agrega que los militares polacos amenazaron a los migrantes
que suplican refugio mediante altavoces, insisten en valerse de reflectores y
confunden su tránsito en territorio boscoso mediante estroboscopios.[40]
En cambio, el gobierno bielorruso, en vez de sólo militarizar su frontera, ha
desplegado a su contingente médico y su acceso a medicamentos, dado que hubo, entre
esa población de migrantes, mujeres en estado de gravidez, además de infantes[41] iraquíes,
algunos provenientes de Solimania, afectados por la influenza invernal, dado
que no se hallan adaptados al invierno de los bosques bielorrusos. El gobierno
bielorruso, cerca de la aldea de Bruzguí, ha enviado también alimentos[42] (inicialmente
dos toneladas de lotes de carne granulada, de confitería y una tonelada de
panadería y de frutas) y cinco toneladas de agua potable, un generador de energía
eléctrica, leña seca, mantas de abrigo, productos para la higiene personal, y
carpas para que los extranjeros no sean abandonados a la sola intemperie que
ronda los cinco grados de la escala Celsius y que a la noche desciende incluso
a menos de bajo cero. Es el gobierno bielorruso que sostiene la economía de esa
manutención de los migrantes en tránsito a Europa, siendo que su ayuda humanitaria al progresar superaría
las diez toneladas de suministro[43],
dado que finalmente promedió a su vez unas ocho toneladas de alimentos
entregados a diario[44], para
una atención de emergencia de esas personas solicitantes de refugio y víctimas del
conflicto fronterizo iniciado arbitrariamente por la parte polaca, (dado que la
Unión Europea se desentendió del caso, salvo por algunas mediaciones
interpuestas y algunos miles de euros ofrecidos, a pesar de ser, esos
mismísimos migrantes, debe insistirse en esta antecedencia, sólo una parte de
la miríada de víctimas de las guerras de invasión desplegadas por las propias
operaciones de guerra de la NATO sin cesar y durante décadas).
Polonia, mediante la anuencia de
la Unión Europea, actuaría a la usanza nazifascista, siendo que incluso se
habrían de enfrentar casos de presuntos asesinatos de migrantes por parte de la
fuerza de seguridad polaca, en zona declarada cerrada e impermeable al acceso
noticioso (excepto por el registro fotográfico y audiovisual del gobierno
bielorruso que lo denunciara, a pesar del silencio mantenido por las agencias
de noticias y de su omisión en las redes digitales, a excepción del seguimiento
que realizara el periodista germano Daniel BAUER[45]
que analizó la destructiva ejecución europea que se realiza en la propia Europa
de su política migratoria). Bielorrusia no obstante orientó las relaciones
humanas y de asistencia de ese flujo poblacional de «indocumentados» a la
aplicación de una ayuda social en las condiciones de una acción humanitaria, a
pesar de las sanciones económicas de la Unión Europea (artilugio mediante el
que se desentiende ese conglomerado europeo de anteriores compromisos y
acuerdos asumidos para el ordenamiento de las migraciones provocadas). Esta
desnudez de inhumanidad se intentaría disimular por parte de la Unión Europea mediante
tecnicismos, para ignorar los aberrantes hechos de su racismo y xenofobia que
provocan la muerte de migrantes mediante la imposición del hambre o la muerte
por hipotermia y desabrigo, como si acaso la historia de las naciones y su
propia Völkerwanderung se pudiese
resolver mediante artilugios administrativos o a partir de una narrativa
subsumida en la hipálage, aplicándose exagera-ciones alucinatorias que enmarañen,
en lo posible, la identificación del discurrir diplomático europeo de doble rasero, un discursar diplomático
que criminaliza per se el flujo de
personas entre regiones.
De la imagen omitida. La Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (OACNUR) y la Organización Internacional
para las Migraciones (OIM) han impelido a la solución urgente de la situación
de estos migrantes en la frontera polaco‑bielorrusa.[46] Es
un asunto del que informó a la OACNUR y la OIM, así como a su Asociación Bielorrusa
de la Cruz Roja (ABCR), el propio Comité Fronterizo Estatal de Bielorrusia,
para que se efectivice una interacción operativa y el procedimiento necesario para
que se brinde asistencia humanitaria urgente a los refugiados en situación
crítica.[47]
Esto, sin que acaso la ayuda bielorrusa se tradujese a impericia, en ningún
momento, en el cuidado que se operara de la propia frontera de manera rigurosa
y sistemática.[48]
La propia cancillería bielorrusa compartiría la evaluación permanente del
conflicto fronterizo con la OACNUR y la OIM.[49] De
todas maneras, no es el buen ejemplo bielorruso el que cunde, sino el mal
ejemplo polaco de impune denigración de la persona migrante (incluso al extremo
del asesinato de civiles inocentes con armas de fuego por parte de los guarda fronteras),
violándose además la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que
había obligado al estado polaco a ayudar a las personas refugiadas.[50] Esa
Polonia se ha vuelto la principal trama del telón de acero de la Unión Europea y de la NATO, para impedirles a esos migrantes
avanzar en el territorio y solicitar refugio en naciones comunitarias o
asociadas al tratado del atlántico norte.
Ese
movimiento polaco se beneficiaría, así, mediante su servilismo mercenario, de la
política occidental de intervencionismo, a partir del desvío de fondos
adicional que obtuviese por la escenificación que realizara de una crisis
migratoria.[51]
Es una Polonia que incluso se ha rebajado a actos intrigantes, como lo es el
intento de desplazamiento de armas y municiones hacia territorio bielorruso
para la provocación de conflictos entre la población migrante, añorándose acaso
la propagación de un casus belli como
los orquestados en las anteriores guerras mundiales. Es, así, un acto demencial
increíble y a la vez cierto en su daño social. Y cuántos otros relatos se
conformarán como el del personaje párvulo habido en el filme Sous les étoiles de Paris, como el de Suli,
quien encuentra a su madre finalmente antes de que sea deportada, a partir de
las exquisitas imantaciones cinematográficas que un libreto resuelve para
evitar la excelsitud literaria de la tragedia (aunque la tragedia, sabido es a partir del teatro
griego, es una certeza narrativa).
¿Cómo proseguirá pues el relato de quienes no son personajes de un filme
donde el final animoso y esperanzado es sólo de alternativa para el cineasta,
donde la realidad del hambre no es el relato fílmico del hambre, o la realidad de fallecer a la intemperie en
pleno invierno no es el relato fílmico y esmerado de una muerte, o donde la
realidad de vivir la denigración padecida por el migrante inocente y víctima de
guerras en su decurso al mundo europeo no es el relato aterciopelado de un
héroe? Luego
que los migrantes indefensos respondiesen al maltrato sistemático de Varsovia
durante interminables días y noches sólo momentáneamente con piedras y palos[52], su
policía polaca les respondería mediante cañones de agua, gases lacrimógenos y
granadas aturdidoras.[53] A
esos migrantes, algunos incluso arrodi-llados a la manera de súplica en la
frontera, a quienes se atacara con cañones de agua, los desplegados por la
fuerza de seguridad polaca, para detenerlos sólo por rogar que se les
permitiese ser refugiados de la UE, se les eyectaron —esto se descubriría
posteriormente— no sólo furiosos golpes de agua sino asimismo en ese líquido químicos
tóxicos, pesticidas, herbicidas. La fuerza de seguridad polaca no se hallaba
disuadiendo a los migrantes sino envenenándolos.[54] De
todas maneras, parecería que la presidencia de la Fundacja DIALOG[55]
nada sabe acerca de ese nazismo polaco aplicado contra los migrantes; no se
enteró, ni se entera, ni se enterará, o como operador político simplemente necesita omitirlo entre generalidades
vanas contra la administración polaca reaccionaria en las condiciones de su
narrativa humanitaria (apareciéndose en las noticias a partir de anécdotas
fijadas en el registro seudoetnográfico de casos que ciertamente edulcora),
dado que es funcional al secretismo exigido por su guardia fronteriza y a una
Unión Europea de discurso humanitario ambivalente y lábil al proponer acaso
alguna humanidad fronteriza.
De la imagen atroz. Esos sucesos podrían hacer reme-morar el
nazifascismo, de cómo esa monstruosidad en celo trataba a aquella población
adversaria al autoritarismo, a la que detenía en los Konzentrationslager, al principio improvisados, para apresar e
intimidar, y posteriormente sistematizados mediante su terrorismo de estado para
la desaparición forzosa y el asesinato, hasta culminar fatalmente en la Shoá. Ese actuar polaco, al menos en el
plano de las semejanzas (y no como mero símil
retórico, sino, de aquellas que refieren a lo concatenado de la forma semántica
respecto de su significante en relación a
la cosa), provoca la rememoración misma de las Schutzstaffel que serían quienes administrarían aquellos nefastos
campos de concentración. El mundo racista será de futuro inverosímil, sólo fatídico, disuelto como una insuficiente onza de veneno en la mar mediterránea (como ocurriría a los voluntarios de la división «Charlemagne» de las SS en el Berlín de abril de 1945: la historia antinazifascista una y otra vez los fulmina). ¿Y, en general, además, por qué parecería que la Unión
Europea no quiere aceptar a los migrantes en su condición de refugiados —y de sujetos de naufragio— sino sólo tenerlos
recluidos, recluyen la postal de sus rostros, de unos rostros hechos de la
propia piel de la historia, ateniéndose a sujetarlos sólo aparte de la vida
social que vivifica, sólo circunscriptos a los límites, no de la poética de un
sitio asignado, sino, de un campo que administra el encierro de inocentes mediante
el mecanismo delirante e interminable de delimitar la existencia y el alcance de
un firmamento que recorren en su concavidad
política sólo para mantenerse vivos, para supervivir a la innecesaria
muerte a causa de guerras que no les pertenecen? Y cada vez que esta cuestión
dudosa se pronuncia para infundir razón, la UE, esa madrasta malévola, junto a
su aparataje noticioso, parecería dispuesta sólo a cumplir con un delicioso artilugio
narrativo mediante el que intenta argumentar su inaceptable orientación a la
discordia: vamos a contar mentiras,
acaso para convencer de que en el mar
corren las liebres y por el monte las
sardinas.
La propia Francia de E. MACRON
sólo sabe concebir la realidad de la migración y de sus migrantes a partir de
la emergencia fronteriza que identifica Frontex, la funesta agencia europea de
guardacostas y fronteras. Muchos otros Suli padecerán ese parecer neoliberal
del problema humanitario revestido de inhumanidad europea.[56] Y
así, la narrativa europea de derechos humanos europea se vuelve sólo un aparato
de aserción (como el recurrido en el teatro a partir de actores esmerados que
saben cómo tornarse convincentes, incluso a partir del absurdo). Este tipo de
fariseísmo contra los migrantes no sólo es un caso de narrativa ilusoria (como
si se intentara acaso emparentarse banalmente a la anteriormente mencionada
literatura del absurdo); es a su vez fuente recursiva de un mecanismo nazi y
fascista de terrorismo de estado que institucionaliza o al menos apaña
funcionalmente la muerte sistemática y progresiva de aquellos miserables que
intentan alcanzar las tierras del primer mundo. Se los conduce a la muerte, en
todas sus formas posibles.[57] La
propia Unión Europea, fijada en el propósito de impedir la continuidad del recibo
de migrantes africanos, entrena y entrega recursos e.g. a la guardia costera
libia para que patrulle las aguas del Mediterráneo. Se dedica a sabotear las
operaciones de rescate humanitario y a la captura de los migrantes. Luego, los
miles y miles de migrantes son detenidos indefinidamente en prisiones, y los
trafican, como en el caso de los apresados en el anteriormente mencionado Al
Mabani (donde padecen abusos y torturas mediante descargas eléctricas, incluso
los párvulos resultan violentados por los guardias; incluso a los allegados de los
detenidos se los extorsiona para obtener rescate, aunque posteriormente a
mujeres y a varones que se detiene y por los que se pide ese rescate se los vende
a otros centros de reclusión para el desarrollo de trabajos forzados).[58] Otros
migrantes sin embargo que sí alcanzan el espacio Schengen, en la Europa de los mentados
derechos humanos, e incluso obtienen un primer estatus de refugiados, su
invierno y la desprotección de un sistema social que los reduce a la mendicidad
los deriva prontamente, simplemente, a otro estatus definitivo: el de
cadáveres.[59]
Alcanzar el territorio europeo para supervivir, les implica morir. La Unión
Europea ha institucionalizado ese absurdo grotesco. El suponer que acaso el
problema del mantenimiento de la seguridad del espacio Schengen se halla dado a
causa de la migración desmesurada es
un caso específico de falso silogismo con el que retuercen una y otra vez su
esquema de aduanas —es el lastimoso post
hoc, ergo propter hoc que se inocula
neciamente al discurso europeísta y, así, aquello que dicen absurdamente terminarán
creyéndoselo—.
Montevideo, 19 de diciembre de 2021 · República Oriental del Uruguay
[1] Vid. RIVAS, J. C. de RTVE (Días de cine). 2021, noviembre
28. «Bajo las estrellas de París» en URL: https://www.rtve.es/play/videos/dias-de-cine/bajo-estrellas-paris/5886703/
(Acceso 2021, noviembre 28).
[2]
Vid. Nineteenth century videos. Back
to life. 2021, abril 25. «A Sunday in Paris» en URL: https://www.youtube.com/watch?v=9VUVqWckLDo
(Acceso 2021, octubre 30).
[3] Vid. VÁZQUEZ SUÁREAZ, R. y GONZÁLEZ HEVIA, L. 2017. «Propuesta de una
teoría materialista del cine y de una clasificación de teorías
cinematográficas» en URL: https://www.nodulo.org/ec/2017/n179p02.htm
(Acceso 2021, noviembre 06).
[4] Vid. POZO FAJARNÉS, J. L. 2019, octubre 28.
«Filosofía del Cine» en URL: https://www.fgbueno.es/act/efo198.htm
(Acceso 2021, noviembre 06).
[5] Vid. LACHASSE, J. 2020, octubre 25. «"SOUS LES ÉTOILES DE
PARIS": COMMENT CATHERINE FROT S'EST MÉTAMORPHOSÉE POUR JOUER UNE SANS-ABRI»
en URL: https://www.bfmtv.com/people/sous-les-etoiles-de-paris-comment-catherine-frot-s-est-metamorphosee-pour-jouer-une-sans-abri_AN-202010250099.html
(Acceso 2021, octubre 13): Dans ce film
qui est comme un conte, je me suis amusée à fabriquer une silhouette de
mendiante comme Honoré Daumier et Gustave Doré en dessinaient.
[6] Vid. BUENO, G. 1999. «Predicables de la Identidad» en URL: https://filosofia.org/rev/bas/bas22501.htm
(Acceso 2021, diciembre 19).
[7]
Vid. Eric NEUHOFF
et al. 2020, octubre 28. «Sous les étoiles de Paris, comédie
dramatique de Claus Drexel, 1h30» en URL: https://www.lefigaro.fr/cinema/sous-les-etoiles-de-paris-garcon-chiffon-adn-les-films-a-voir-ou-a-eviter-cette-semaine-20201028
(Acceso 2021, octubre 23).
[8]
Vid. ROUDEN,
C. 2020, octubre 27. «"Sous les étoiles de Paris", conte de la rue en
hiver» en URL: https://www.la-croix.com/Culture/Sous-etoiles-Paris-conte-rue-hiver-2020-10-27-1201121552
(Acceso 2021, octubre 23).
[9] Vid. Zim Communist Party. 2016, agosto 12. [«When I give food to
the poor they call me a saint. When I ask why are the poor hungry
they call me a communist»]. en URL: https://twitter.com/zimcommunistp/status/763972395262586881?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E763972395262586881%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fpublish.twitter.com%2F%3Fquery%3Dhttps3A2F2Ftwitter.com2Fzimcommunistp2Fstatus2F763972395262586881widget%3DTweet
(Acceso 2021, octubre 17).
[10]
Vid. RT. 2021, octubre 13. «Qué es un
metaverso y qué papel juegan Facebook, Windows y Epic Games» en URL: https://www.youtube.com/watch?v=FoSV41blmYY&t=264s
(Acceso 2021, noviembre 17).
[11]
Esta cuestión dudosa, e.g. acaso se podría considerar, a la manera de antecedencias
o prólogos, a partir de aquel entorno de investigadores que se han abocado a
los registros multifocales que respecto de París se revisaran, junto a otras
determinantes, para el análisis de la segregación residencial que en su
dinámica socio-espacial identifica vulnerabilidades a ser suplidas, es de
esperarse, justamente, mediante la política pública, siendo un estudio que
además permitió mostrar una mayor concentración del número de viviendas
sociales en la periferia de la capital francesa y siendo que si esa muestra es
intervenida por registros sociológicos o demográficos permite conocer que en
sus zonas habitan preeminentemente estudiantes y migrantes. Vid. GARCÍA
de ARMAS,
D.; OLTEANU,
M.; ALLENDE
ALONSO,
S.; ALMEIDA
CRUZ,
Y. 2020, julio-septiembre. «Análisis de Segregación Residencial como dinámica socio‑espacial
en grandes ciudades: caso de estudio París» en URL: https://rctd.uic.cu/rctd/article/view/52/15
(Acceso 2021, noviembre 14; págs. 51, 54, 61 y ss.).
[12]
Vid. RT. 2021. «'El Che africano' y
'el presidente más pobre': el carismático líder que creía que no se pueden
matar las ideas y fue asesinado por sus socios» en URL: https://actualidad.rt.com/actualidad/408073-thomas-sankara-burkina-faso-pobre-presidente
(Acceso 2021, octubre 23).
[13] Hay casos en que la dublinización se detuvo (e.g. respecto
de Grecia), a partir de sentencias dictadas de 2011 del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos y el Tribunal de Justicia Europeo puesto que las condiciones de recepción y detención ponían a los solicitantes
de asilo en riesgo de recibir tratos inhumanos y degradantes.
[14]
Vid. EZEANYA‑ESIOBU,
CHika. 2021, junio 28. «President Thomas Sankara: A 70th Birthday Tribute» en
URL: https://panafricanreview.rw/president-thomas-sankara-of-burkina-faso-a-70th-birthday-tribute/
(Acceso 2021, octubre 23).
[15]
Vid. BUENO,
G. [1953, octubre-diciembre]. «Para una construcción de la Idea de Persona» en
URL: https://filosofia.org/hem/dep/rdf/047p503.htm
(Acceso 2021, octubre 15).
[16] Vid. BUENO, G. – LASO, J. M. [1987, abril 24]. «En
el cincuentenario de la muerte de Antonio Gramsci» en URL: https://fgbueno.es/med/19870424.htm
(Acceso 2021, octubre 17).
[17] Vid. BUENO, G. [1978, mayo–junio].
«En torno al concepto de 'Ciencias Humanas'. La distinción entre metodologías α‑operatorias y β‑operatorias» en URL: https://fgbueno.es/bas/pdf/bas10202.pdf
(Acceso 2021, octubre 17; pág. 15).
[18] Vid. BUENO, G. [1978, mayo–junio].
Ídem en URL: https://fgbueno.es/bas/pdf/bas10202.pdf
(Acceso 2021, octubre 17; pág. 12).
[19] Las anotaciones formuladas, y sólo
en la condición de la hipertelia, o de un filosofar mundano, valga la
advertencia ante quien con justicia tilde sólo de ensayismo este relato coloquial, no poseen una arquitectura
original; sólo refieren a un intento de continuidad narrativa, a la prosecución
de una «ecuación química» antecedente y que refiere a la intersección geográfica de una historia del mundo migrante (el
reactante) a partir del mundo fílmico (el producto). Esto mismo, e.g. ha sido
identificado por la propia academia cubana: la sintaxis operada entre el plano
audiovisual del cortometraje o del largometraje y del campo migratorio se ha
vuelto escopo pedagógico del mundo universitario latinoamericano y caribeño. Vid. MARRERO PENICHE, G. –
MARTÍN PASTRANA, A. 2021, julio 29. «La
universidad cubana ante el reto de la transdisciplinariedad: los Estudios
Migratorios y las relaciones internacionales» en URL: https://rpi.isri.cu/rpi/article/view/227
(Acceso 2021, octubre 15; pág. 148).
[20]
Vid. BUENO,
G. [1978, mayo–junio].
Ibídem en URL: https://fgbueno.es/bas/pdf/bas10202.pdf
(Acceso 2021, octubre 17; págs. 14 – 15).
[21] Cfr. BARCELÓ, M. (tr. d’AMONVILLE ALEGRÍA, N.); Cuadernos de África; Círculo de Lectores SA;
Barcelona, 2004 (pág. 120).
[22] Se tiene presente e.g. a las propias
observaciones de la CEA(R) acerca de la falta de verdadera protección de los
migrantes en territorio europeo. Vid.
CEA(R). 2021, octubre 07. «Once entidades denunciamos las consecuencias
negativas sobre la vida de las personas del Pacto Europeo de Migración y Asilo»
en URL: https://www.cear.es/once-entidades-denunciamos-las-consecuencias-negativas-sobre-la-vida-de-las-personas-del-pacto-europeo-de-migracion-y-asilo/
(Acceso 2021, octubre 08).
[23] Vid. BUENO, G. [1976]. «CIENCIAS HUMANAS/ CIENCIAS NO‑HUMANAS»
en URL: https://fgbueno.es/med/dig/egch1327.pdf
(Acceso 2021, octubre 17).
[24]
Vid. ÁLVAREZ,
B. [entrevista a G. BUENO]. 1995, junio
19 – 25.
«El marxismo no puede morir» en URL: https://www.fgbueno.es/hem/1995g19.htm
(Acceso 2021, octubre 10).
[25]
Vid. RT. 2021, octubre 10. «Facebook
"prioriza la difusión de mentiras junto con la agresión y odio frente a
los hechos", denuncia la galardonada con el Nobel de la Paz del 2021» en
URL: https://actualidad.rt.com/actualidad/406591-ressa-asegurar-facebook-prioriza-difusion-informacion-falsa
(Acceso 2021, octubre 10).
[26] Vid. AMOROSO‑FERNÁNDEZ, Y. –
REYES OLMEDO, P. –
SAARENPÄÄ, A. 2020, julio–septiembre.
Revista cubana de transformación digital: «La transformación digital es
analógica porque está conducida por personas» en URL: https://rctd.uic.cu/rctd/article/view/80/22
(Acceso 2021, noviembre 14; págs. 134 – 136).
[27] Vid. WSI. 2015, junio 08. «D’Amato & Goia. Mare Nostrum» en URL: https://wsimag.com/it/economia-e-politica/15971-damato-e-goia-mare-nostrum
(Acceso 2021, diciembre 14).
[28] Vid. LÓPEZ, I. 2021, noviembre 01. «Los olvidados. Conciencia
en el drama migratorio de Canarias» en URL: https://wsimag.com/es/trama/67322-los-olvidados
(Acceso 2021, diciembre 14).
[29]
Vid. VATICAN News. 2021, diciembre
05. «Francisco a los refugiados: Estoy aquí para decirles que estoy cerca de
ustedes» en URL: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-12/papa-francisco-refugiados-lesbos-centro-recepcion-grecia.html
(Acceso 2021, diciembre 05).
[30]
Vid. ZORNOZA,
L. 2021, febrero 19. «La paradoja de Frontex: cada vez más poderosa pero menos
transparente» en URL: https://www.swissinfo.ch/spa/ue-frontex--an%C3%A1lisis-_la-paradoja-de-frontex--cada-vez-m%C3%A1s-poderosa-pero-menos-transparente/46384520
(Acceso 2021, diciembre 04).
[31]
Vid. URBINA;
I. [2021]. «THE SECRETIVE PRISONS THAT KEEP MIGRANTS OUT OF EUROPE» en URL: https://www.theoutlawocean.com/investigations/the-secretive-libyan-prisons-that-keep-migrants-out-of-europe/
(Acceso 2021, diciembre 04).
[32] Vid. TANGUY, Bernard. 2011. «Je pourrais être votre
grand-mère» en URL: https://vimeo.com/99723033
(Acceso 2010, octubre 27).
[33] Vid. BUENO, G. [1976]. Ídem en URL: https://fgbueno.es/med/dig/egch1327.pdf
(Acceso 2021, octubre 17).
[34] Vid. France24. 2020, octubre 04. «Nueva Caledonia rechaza
independizarse de Francia en un segundo referendo» en URL: https://www.france24.com/es/20201004-nueva-caledonia-segundo-referendo-rechazo-independencia
(Acceso 2021, diciembre 14).
[35]
Vid. PURGUETTE,
L. 2019, marzo-abril. «Regard communiste sur le mouvement des gilets jaunes» en
URL: https://www.causecommune-larevue.fr/regard_communiste_sur_le_mouvement_des_gilets_jaunes
(Acceso 2021, octubre 10).
[36] Vid. PECES-BARBA MARTÍNEZ, G. 2006, noviembre 20. «El
miedo al mono» en URL: https://elpais.com/diario/2006/11/21/opinion/1164063614_850215.html
(Acceso 2021, octubre 23).
[37] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «Lukashenko sobre los culpables de
la crisis migratoria» en URL: https://esp.belta.by/president/view/lukashenko-sobre-los-culpables-de-la-crisis-migratoria-66802-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[38] Vid. BelTA. 2021, noviembre 11. «Volodin: Polonia utilizó gas y
armas contra las personas sin mirar los valores humanistas» en URL: https://esp.belta.by/society/view/volodin-polonia-utiliz-gas-y-armas-contra-las-personas-sin-mirar-los-valores-humanistas-66832-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[39] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «Encontrados en la frontera los
refugiados golpeados por agentes polacos» en URL: https://esp.belta.by/society/view/encontrados-en-la-frontera-los-refugiados-golpeados-por-agentes-polacos-66795-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[40] Vid. BelTA. 2021, noviembre 12. «El Comité Fronterizo Estatal sobre
la situación en la frontera belaruso‑polaca: Es tensa» en URL: https://esp.belta.by/society/view/el-comit-fronterizo-estatal-sobre-la-situacin-en-la-frontera-belaruso-polaca-es-tensa-66865-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[41] Vid. BelTA. 2021, noviembre 11. «El cuarto día en el campamento de
refugiados: Casi todos los niños están resfriados» en URL: https://esp.belta.by/society/view/el-cuarto-da-en-el-campamento-de-refugiados-casi-todos-los-nios-estn-resfriados-66833-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[42] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «La ayuda humanitaria llega a la
frontera belaruso‑polaca» en URL: https://esp.belta.by/society/view/la-ayuda-humanitaria-llega-a-la-frontera-belaruso-polaca-66800-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[43] Vid. BelTA. 2021, noviembre 12. «10 toneladas de ayuda humanitaria
llegan al campo de refugiados en la frontera» en URL: https://esp.belta.by/society/view/10-toneladas-de-ayuda-humanitaria-llegan-al-campo-de-refugiados-en-la-frontera-66869-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[44] Vid. BelTA. 2021, noviembre
19. «Liskóvich: Cada día los refugiados en la frontera reciben 8 toneladas de
productos» en URL: https://esp.belta.by/society/view/liskvich-cada-da-los-refugiados-en-la-frontera-reciben-8-toneladas-de-productos-67048-2021/
(Acceso 2021, noviembre 20).
[45] Vid. BelTA. 2021, noviembre 12. «Periodista alemán: Lukashenko
expuso toda la falsedad e hipocresía de la política de doble rasero de la UE»
en https://esp.belta.by/politics/view/periodista-alemn-lukashenko-expuso-toda-la-falsedad-e-hipocresa-de-la-poltica-de-doble-rasero-de-la-ue-66878-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[46] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «La ONU, dispuesta para ayudar a
resolver problemas de migrantes en la frontera belaruso‑polaca»
en URL: https://esp.belta.by/politics/view/la-onu-dispuesta-para-ayudar-a-resolver-problemas-de-migrantes-en-la-frontera-belaruso-polaca-66799-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[47] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «Discutida en el Comité Fronterizo
Estatal la ayuda a los refugiados en la frontera belaruso‑polaca»
en URL: https://esp.belta.by/society/view/discutida-en-el-comit-fronterizo-estatal-la-ayuda-a-los-refugiados-en-la-frontera-belaruso-polaca-66807-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[48] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «Makéi: Este año Belarús reprimió
en la frontera 11 flujos de migración ilegal» en URL: https://esp.belta.by/society/view/maki-este-ao-belars-reprimi-en-la-frontera-11-flujos-de-migracin-ilegal-66815-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[49] Vid. BelTA. 2021, noviembre 10. «Los representantes de organismos
internacionales, informados sobre versión de Belarús de situación en la
frontera» en URL: https://esp.belta.by/politics/view/los-representantes-de-organismos-internacionales-informados-sobre-versin-de-belars-de-situacin-en-la-66794-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[50] Vid. BelTA. 2021, noviembre 11. «Guiguin llama a investigación
internacional de actos de guardafronteras polacos respecto a refugiados» en
URL: https://esp.belta.by/society/view/guiguin-llama-a-investigacin-internacional-de-actos-de-guardafronteras-polacos-respecto-a-refugiados-66825-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[51] Vid. BelTA. 2021, noviembre 12. «El representante de Belarús ante
la ONU acusó a Polonia y Lituania de desviar dinero de la UE» en URL: https://esp.belta.by/politics/view/el-representante-de-belars-ante-la-onu-acus-a-polonia-y-lituania-de-desviar-dinero-de-la-ue-66860-2021/
(Acceso 2021, noviembre 14).
[52]
RT. 2021, noviembre 16. «Lavrov: "Polonia se excede en la situación con
migrantes, mientras Bruselas aplica dobles estándares y se pone a sí misma en
una posición incómoda"» en URL: https://actualidad.rt.com/actualidad/410516-lavrov-polonia-excederse-situacion-migrantes
(Acceso 2021, noviembre 19).
[53] RT. 2021, noviembre 16. «La
Policía polaca usa cañones de agua, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para
detener a migrantes en la frontera» en URL: https://actualidad.rt.com/actualidad/410480-policia-polaca-usar-canon-agua-migrantes-frontera
(Acceso 2021, noviembre 19).
[54] Vid. BelTA. 2021, noviembre 19. «"Этим тараканов
травят!". Лукашенко озвучил подробности атаки польских силовиков на
беженцевen» URL: https://www.youtube.com/watch?v=RpWbuNinqmk
(Acceso 2021, noviembre 20).
[55] Vid. TVP3 BIAŁYSTOK. 2021. 2021, agosto 26. «Współpracujemy ze
strażą graniczną. Codziennie niesiemy pomoc cudzoziemcom» en URL: https://fundacjadialog.pl/wspolpracujemy-ze-straza-graniczna-codziennie-niesiemy-pomoc-cudzoziemcom/
(Acceso 2021, diciembre 16).
[56] Vid. RT. 2021, diciembre 10. «Macron anuncia una "reforma del
espacio Schengen" entre las prioridades de la presidencia de la UE» en
URL: https://actualidad.rt.com/actualidad/413192-emmanuel-macron-anuncia-reforma-espacio-schengen
(Acceso 2021, diciembre 10).
[57]
Vid. RT. 2021, diciembre 11. «Las
muertes de migrantes aumentan este año y superan ya los 4
400
casos, revela la OIM» en URL:https://actualidad.rt.com/actualidad/413294-muertes-migrantes-aumentan-superan-4400
(Acceso 2021, diciembre 11).
[58]
Vid. URBINA,
I. 2021. «THE SECRETIVE PRISONS THAT KEEP MIGRANTS OUT OF EUROPE» en URL: https://www.theoutlawocean.com/investigations/the-secretive-libyan-prisons-that-keep-migrants-out-of-europe/
(Acceso 2021, diciembre 15).
[59] Vid. BORRERO BATISTA, D. 2017, enero 19. «La migración africana: ¿qué hay bajo la cáscara?» en URL: https://www.granma.cu/mundo/2017-01-19/la-migracion-africana-que-hay-bajo-la-cascara-19-01-2017-20-01-53 (Acceso 2021, diciembre 16).